Psicólogo adicciones en Alicante
Lo que Gabor Maté nos enseña sobre el dolor detrás del hábito (de las adicciones)
¿Alguna vez te has preguntado por qué alguien acaba atrapado en una adicción?
No importa si hablamos de sustancias, apuestas, comida, sexo, trabajo o relaciones: el patrón es el mismo. Al principio parece un alivio. Un escape. Algo que anestesia por un rato el dolor interno. Pero con el tiempo… ese “algo” pasa factura.
¿Por qué sucede esto? ¿Qué empuja a una persona a depender de algo que, en el fondo, sabe que le está haciendo daño?
Gabor Maté, médico y terapeuta experto en adicciones, ofrece una mirada profundamente compasiva y transformadora sobre el tema. Lejos de ver la adicción como una enfermedad o un fallo personal, la entiende como una respuesta a heridas emocionales que no han sido sanadas.
Y esa visión lo cambia todo.
Dos necesidades humanas en conflicto
Según Maté, hay dos necesidades básicas que todos compartimos desde que nacemos:
La necesidad de conexión emocional.
Y la necesidad de autenticidad.
Desde bebés, dependemos de la conexión con otros para sobrevivir. No es una metáfora, es biología. Por ejemplo, en estudios con animales, se ha visto que los recién nacidos que no pueden liberar endorfinas —esas sustancias del bienestar y la conexión— ni siquiera buscan el calor de su madre. Sin conexión, hay sufrimiento… e incluso muerte.
Pero también necesitamos ser nosotros mismos. Sentir, expresar, confiar en lo que nos pasa por dentro.
¿El problema? Que muchas veces aprendemos, desde pequeños, que ser auténticos pone en riesgo ese vínculo tan necesario.
Así que elegimos: silenciamos lo que sentimos para no perder el amor, la aceptación o la seguridad.
Y ese precio, aunque lo pagamos sin darnos cuenta, es altísimo.
Heridas tempranas, adicciones adultas
Las heridas emocionales que se forman en la infancia no desaparecen. Se quedan ahí, latentes. Condicionan cómo nos vemos, cómo nos relacionamos, cómo nos sentimos en el mundo.
- Diana creció en una familia donde sus padres se peleaban constantemente y le gritaban e insultaban. Cada que Diana expresaba alguna necesidad emocional , la invalidaban por considerarla una tontería. Diana aprendió a reprimir sus emociones y a no confiar en nadie. De adulta, se volvió adicta al alcohol para calmar su ansiedad y sentirse libre de expresar lo que sentía.
- Carlos sufrió abusos sexuales por parte de un familiar cuando era niño. Carlos se sintió culpable, sucio e indigno de amor y asoció la sexualidad con una sensación de vergüenza. De adulto, se volvió adicto a la pornografía para escapar de su realidad y sentir algo de placer.
- Catalina fue una niña muy inteligente y creativa, pero sus padres le exigieron que fuera perfecta en todo lo que hacía. Catalina empezó a sentir miedo a expresarse auténticamente como era porque se sentía defectuosa e insuficiente por lo que desarrolló una baja autoestima y un miedo al fracaso. De adulta, se volvió adicta al trabajo para demostrar su valía y recibir reconocimiento.
¿Te suenan estas historias? Tal vez no sean idénticas a la tuya, pero muchas personas que luchan con la adicción comparten un fondo común: una desconexión profunda de sí mismas.
La adicción como respuesta, no como causa
Lo revolucionario del enfoque de Maté es que la adicción no es el problema en sí mismo, sino un intento de aliviar otro problema más profundo: el dolor de no sentirse visto, de no poder ser uno mismo, de cargar con heridas no nombradas.
Por eso, la pregunta no es “¿qué está mal contigo?”, sino “¿qué te ha pasado?”.
Ese cambio de mirada abre la puerta a la compasión. Y desde ahí, sí se puede empezar a sanar.
El camino hacia la recuperación: reconectar contigo
Sanar una adicción no es sólo dejar de consumir algo o evitar una conducta. Es volver a ti. A tu cuerpo, a tu historia, a tus emociones.
La sanación implica reconectar con nosotros mismos, restaurar la conexión con nuestro cuerpo y emociones, y encontrar nuestra autenticidad perdida. La recuperación implica redescubrirnos a nosotros mismos, y esta búsqueda es la esencia de la sanación.
Es dejar de huir y empezar a escuchar lo que llevas tanto tiempo intentando callar.
La recuperación es un viaje hacia la autenticidad.
No es fácil. Pero es posible.
Y, sobre todo, no tienes por qué hacerlo sólo.
Si estás luchando con una adicción…
…o si conoces a alguien que lo está, busca ayuda. Hablar con un psicólogo especializado en adicciones puede marcar un antes y un después.
En Alicante, estoy aquí para acompañarte, sin juicios, con respeto, y con la certeza de que detrás de cada adicción hay una historia que merece ser escuchada.
Porque sí, hay salida.
Y también hay sentido, incluso en medio del dolor.